viernes, abril 22, 2005

La maldición

Tras la apertura de la tumba
el faraón del desencanto
me tocó con su dedo muerto.

¿Acaso no hallaré jamás
nada que me satisfaga?

martes, abril 19, 2005

Hoy

Hoy vamos a intentar no hablar de trabajo, ni de jefes huidizos... vamos a intentar no hablar del tiempo, ni de estos nubarrones que acechan como lobos... intentemos no escribir poemas en el aire, de esos que se olvidan y se vuelan como las hojas del otoño... Tampoco vamos a confesar lo inconfesable, no vaya a ser que nos tachen de locos y nos persigan con sus hoces y sus hogueras... tratemos de no ser como todos, para que no nos confundan, ni nos traten como a ovejas mansas... seria estupendo que no nos perdiéramos en los sueños, por dulces y deseables que sean... pero tampoco quiero que nos llenemos de realidad, con sus aristas afiladas y sus bocinas de gris metal... Hoy tampoco hablaremos del futuro, con sus especulaciones, sus profetas y sus pitonisas... el pasado, tan lleno de recuerdos inventados y subjetividades cambiantes, no me interesa ya... y por supuesto... sería bueno no hablar del presente, ese soplo inexistente que ni el más sabio sabe alcanzar... intentemos no llorar por lo que no nos conmueve, y no gritar para que tan sólo resuene un eco.

Hoy no es un día para salvarse... hoy sólo se permite volar.

sábado, abril 09, 2005

Ella no viene a cenar


Ella no viene a cenar.
Los árboles se agitan.
Mueven el sol frío,
entre sus ramas.


viernes, abril 08, 2005

Nubenegra

Hoy estoy nublado, llamadme Nubenegra, como a un indio cabreado. No se porque, y seguramente no tenga motivos, pero a veces el señor Hide asoma, y hay que dejarle sembrar un poco de Caos para que se apacigüe y mas tarde se esconda.

Hoy tengo nubes por doquier, hoy le escribí al desamor sin ningún porque, hoy las horas pasan lentas, y yo aquí, sentado, cuando debería estar buscando un precipicio, al que gritarle blasfemias.

Respiro hondo el aire vació, aire hueco que no me llena, busco complicidades en otros gritos, pero el terreno de las decepciones, siempre fue un lugar solitario, donde los encuentros fugaces no pasan de ser una leve y breve luz negra.

Y mañana amanecerá otra vez, y los dientes apretados pasaran a la historia, se recordarán como una muesca mas de la pared, una borrosa anécdota, pero hoy, hoy mordería la mano que me da de comer, echaría sal en las heridas prójimas, robaría bastones, levantaría las faldas y huiría corriendo entre temibles risotadas.

O mejor, me conformaré con escribir tres o cuatro apuntes, en tres o cuatro paredes, haciéndome el malo y rabiando escondido, hasta que el día pase, y la desolación florezca. Esconderé la mano... tirare la piedra.