jueves, febrero 24, 2005

Un día cualquiera

En el trabajo dejando pasar las horas. No se porque nunca tengo demasiado que hacer... ¿será a causa de un exceso de eficiencia? ¿incompetencia tal vez?... el tema me preocupa.

Me he entretenido un rato preparando mirando tocando probando y oteando el horizonte desde esta torre recién creada. He escrito el correo diario a aquella chica de la boca grande que, si el desencanto no me alcanza, tanto me gusta... y bueno... aquí estoy esperando su respuesta, que como siempre será correcta, sin sangre, ni saliva, ni sabanas sucias, sin un triste mordisco para llevarme a la boca. Y aquí sigo, enviando y recibiendo, enviando y recibiendo, y molestando a los compañeros que osan a posarse por mi messenger.

Pronto será la hora de la comida... todo se repite... una y otra vez... como en un tiovivo... o mejor dicho... un tiomuerto.

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