lunes, marzo 16, 2009

Siempre fue un gato normal



Siempre fue normal
no le gustaban los niños,
ni otros perros o gatos.
Ni siquiera nosotros
le gustábamos mucho.

Siempre odió el pescado
y la carne,
el atún,
el paté y la gambas.
Primero olisqueaba de lejos,
luego una vacía arcada.

Jamás persiguió un pájaro
ni cazó una mosca,
aunque de tanto en tanto luchaba
con algún ratón de trapo.

Nunca fue un gato cariñoso,
nunca se enroscó en nuestras piernas,
ni se molestó en arañarnos.
Era más de morder,
previo aviso con el rabo.

Siempre fue alguien especial,
le gustaba que la cepillásemos,
con su cepillo para humanos.
Se dejaba hacer,
de uno a otro lado,
con todo ese pelo de tres colores,
gorda como un globo hinchado.
Y si le tocabas la nariz
entre tanto,
saltaban maullidos y chispazos.

A la hora del café,
subía a su silla,
con sus dos patas sobre la mesa,
y allí comía magdalenas con azúcar,
lechuga,
o pétalos de rosa
traídos de nuestra floristería.

Nunca rompió nada,
ni se subió demasiado alto,
y cuando bebía agua,
prefería hacerlo en vaso.

Todos los días nos miraba maullando,
con ese horrible maullido,
tan poco delicado.
Le abríamos la puerta
y ella salía al portal,
a dar volteretas.

Si le dejan elegir,
sé que escogerá un rellano fresco,
donde ya nadie le diga
"vamos Kika, para adentro".

Hoy he tirado su cajón de arena,
mientras yacía guapa y temblando
en la alfombra.
No llegué a tiempo,
pero aun pude tirarle de las orejas
y rascarle ese cuello blanco,
fue raro que no gruñera.

Aun quedan años
de tus pelos por la ropa,
de escucharte tan charlatana
y recordarte de tanto en tanto.

Desde que ella llegó,
fue patente
que en esa casa,
todos éramos gatos.

Te vamos a echar de menos.
Hasta luego gato.

domingo, marzo 15, 2009

Cartas a Munich

Desde luego tengo días muy alegres.
Otros bastante vacíos.
Primavera e invierno.
Un poco de todo.
Ya sabes que no soy de los que se conforman.

De todas formas hace mucho que aprendí
a compatibilizar la tristeza con la felicidad.
Así que pase lo que pase,
ya sea un rayo saltarín
o un paraguas solitario,
estoy feliz.

Lo peor de todo
es que estoy fumando tabaco otra vez,
tanto puro no podía ser bueno.
En breve haré un esfuerzo
y me pondré gordito de nuevo.

"Ella coge el puro,
dándole tímidos mordiscos,
probándolo,
probándome"

Por el lado bueno
ahora bebo gintonic,
y claro,
como no me gusta nada,
bebo muy poquito.
Ayer le regalé una copa a un niño desconocido,
que me abrazó y todo de contento.

"Bueno a veces lo compagino
con algún mojito dulce, amargo y recuerdo,
como un beso secreto"

Es tan triste darte miedo.
Me siento como el rey midas,
tratando de tocar tu pelo.